¿Estás pasando por un mal momento? ¿Te cuesta encontrar la esperanza entre las grietas del día a día? Entonces te vendrá bien recordar todos esos motivos por los cuales la vida siempre merece la pena y hasta la alegría. ¡Toma nota!

Hay muchísimas razones para vivir, pero a veces todo se complica, se enreda y la esperanza parece consumirse por completo. Es como si alguien entrara en una habitación bien iluminada y fuera rompiendo una a una las bombillas. De pronto todo queda a oscuras, en una dimensión sin forma donde solo hay huecos y vacíos. ¿De qué manera gestionar esos instantes de sufrimiento?

Como decía el neurólogo y psiquiatra Viktor Frankl, lo que de verdad nos impulsa a seguir adelante es encontrar un sentido y un propósito a nuestra existencia. Esa es la clave. Por ello, conviene repasar cuáles son esos rayos de luz en los momentos de oscuridad.

Razones para vivir que debes recordar cada día

En ocasiones, es posible que pase por tu cabeza la idea de que la vida no vale la pena. Es más, esta percepción tan desoladora no siempre es producto de una depresión o de algún trastorno mental. Cualquiera, en algún momento, puede transitar por esa dimensión tan cenicienta. Estar mal, cuando las cosas van mal, es algo lícito y comprensible.

Ahora bien, en esos instantes en que se derrumban las esperanzas, es más importante que nunca aferrarse a algo que dé sentido. Trabajos como los publicados en la Universidad de Manitoba, en Canadá, destacan cómo la fe y la religión para algunas personas resulta decisivo. No obstante, cada cual, debe clarificar las suyas.

Existen muchísimas de razones para vivir, pero entre todas ellas hay algunas que actúan como faros. Conócelas, a continuación.

1. La vida es cambio y mañana todo puede mejorar

La vida es como el océano: siempre en movimiento, fluyendo y en constante cambio, como las mareas. Es cierto que el oleaje puede arrastrar y hundir hasta el fondo, pero al poco tiempo llega la calma. En esencia, puede que hoy las cosas te vayan realmente mal, pero lo cierto es que ningún sufrimiento dura para siempre. Mañana todo puede cambiar.

2. Las personas que te aman

Cuando la desesperanza atrapa, la mente es hábil y engaña: hace creer que nadie nos quiere. Tenlo presente: hay personas para quienes lo eres todo, figuras que te quieren tal y como eres. Están ahí para ti, pase lo que pase y en cualquier circunstancia.

3. Tus pasiones, aquello que te da sentido

A veces ser feliz resulta de lo más sencillo: basta con hacer aquello que te gusta, eso capaz de lograr que el tiempo deje de existir. El arte, la música, el deporte, la cocina, el cine, los libros. Toda persona tiene una pasión o una afición que le hace entrar a un escenario único donde reina la armonía y calma. Recuérdalo, cuando las cosas vayan mal, busca es refugio.

4. Las amistades presentes y las que están por venir

La American Psychological Association (APA) en el 2017 destacó el papel del apoyo social y de las amistades en la salud mental. Así es, los amigos son esos aliados que dan sentido, vitalidad, alegría y vivencias que no se olvidan. Y no lo dudes, conocerás a personas especiales en un futuro cercano.

5. El placer de cumplir sueños

Hay muchas razones para vivir y, una de ellas, es conquistar metas, descubrir que muchos sueños sí se hacen realidad. Quizás hoy te parezca imposible que algo así suceda. Sin embargo, los triunfos no están exentos de caídas, de pasos atrás y tener que atravesar túneles sombríos. Pero, al final, lo harás, alcanzarás metas.

Manos de una pareja agarrada simbolizando sus razones para vivir

6. Sanar cicatrices y descubrir tus fortalezas

«Hay una grieta en todo, así es como entra la luz»decía Leonard Cohen. Lo cierto es que muchas personas andan un algo heridas y con más de una cicatriz invisible. Ahora bien, lo sorprendente es que, a pesar de estar rotos, al final acaban sanando y es entonces cuando descubren las fortalezas que hay en sí mismos. Hay que ser pacientes e impulsar, poco a poco, ese proceso de curación.

7. La sensación de ser libre

Entre las razones para vivir, disfrutar de la libertad es una de las más importantes. Siempre llega un momento en que te das cuenta de que puedes tomar tus propias decisiones y trazar tu rumbo. No eres una marioneta atada por hilos que otros mueven; puedes elegir qué quieres para ti. Y eso es maravilloso.

8. Enamorarse

No importa que tengas 13, 20 u 80, el amor siempre vale la pena, el amor es el combustible de la vida y esa chispa capaz de conectarte con el mundo a todos los niveles. Puede que te hayan roto el corazón, es cierto, pero si es así, no olvides: a la vuelta de la esquina tal vez está esa persona capaz de sanar lo que otros rompieron e incluso sembrar jardines de colores en tu interior.

9. Eres alguien importante en este mundo

No te subestimes, no dejes de lado a esa persona que cada día ves en tus espejos. Eres alguien muy importante en este mundo, tu sola presencia ya es valiosa y no tienes que demostrar nada a nadie. Así que no te compares, centra la atención en ti y en aquello que te haga feliz. No te obsesiones con el éxito o con lograr grandes cosas. Basta con ser tú, con estar aquí y sentirte bien.

10. Crear algo por ti mismo

Abundan las razones para vivir, como el placer de crear algo con tus manos, con tus emociones, creatividad y esfuerzo. No es necesario ser ingeniero; dibujar, escribir o componer ayuda a hallarle sentido a todo.

Como decía Graham Greene: «A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, o los que no pintan o componen música, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror pánico inherente a la condición humana».

11. El refugio de la naturaleza

La naturaleza es ese hogar de calma y belleza absoluta que, a menudo, ofrece el refugio necesario. Pocas cosas hay más placenteras que la humedad de un bosque al amanecer con su prístino perfume. O el océano, el mar, las playas, los ríos. También esos escenarios mágicos dan razones para vivir.

12. Decir «te quiero», que nos digan «te quiero»

Pareja, amigos y familia. Sentirse querido y expresar afecto a las personas que dan sentido cada día es el mejor amarre para estar en este mundo. No lo dudes, te quedan muchos «te quiero» por decir y por escuchar.

13. Preparar la maleta para un viaje

¿Puede haber algo más estimulante que un viaje? Dejar atrás lo cotidiano para aventurarnos a otros países, culturas y escenarios es una de las mejores experiencias que puedes guardar en el arcón de tu memoria. Viajar sana, educa, libera y ensancha tu felicidad.

14. Tus mascotas

Solo quienes aman a los animales saben el sentido que dan a la existencia. Seguro que también tú tienes a ese perro de ojos entusiasmados que te mira a diario como si fueras el ser más increíble del planeta. O puede que seas más de gatos, de esas criaturas que adoran estar arrebujadas a tu lado o sobre tu portátil cuando te descuidas.

15. El olor de la lluvia y las sensaciones que te hacen sentirte vivo

El petricor es una de las experiencias sensitivas más extraordinarias para los sentidos. Pero no es la única, hay millones de escalofríos de placer, de sabores a degustar, olores a percibir y sonidos que escuchar. Estar vivo es sentir y sentir, es felicidad.

16. Las noches estrelladas de verano

Tienes por delante infinitos veranos que disfrutar y maravillosas noches estrelladas que contemplar, en soledad o en compañía. No somos más que un pequeño puntito en este vasto universo, es cierto, pero en cada uno hay luz y un brillo capaz de iluminar a otros.

17. La mejor razón para vivir ¡eres tú!

Si te preguntas «¿por qué debo vivir?», la razón más importante eres tú. Eres lo mejor que tienes y, si bien es cierto que el viento favorece tus intereses, o los que pienses que son tus intereses, recuerda que esos momentos no duran para siempre.

Las situaciones dolorosas pintan el cielo de un color más oscuro que la tormenta, pero como estas, dichas situaciones también son pasajeras. Puedes decirte a ti mismo: calma, pasará. Además, seguro que cuentas con experiencias en el pasado en las que creíste que tampoco habría salida y después la encontraste.

Amigas abrazándose y celebrando que hay muchas razones para vivir