La adicción a la comida chatarra es una realidad que sufren millones de personas. Es más, hay muchas investigaciones que describen cómo las industrias de alimentos elaboran sus productos de forma que secuestren tus circuitos de recompensa cerebrales. Si vives en la actualidad esta misma situación, te diremos que existen enfoques que permiten abordar el problema.

La estrategia más importante es entender las emociones que impulsan dicho comportamiento. Muchas veces, detrás de la necesidad por consumir frituras o bollería industrial se esconde tu estrés o ansiedad. Diferenciar el hambre fisiológica de la emocional es una primera herramienta muy acertada. Te proponemos profundizar en el tema.

Claves para vencer la adicción a la comida chatarra

Llamamos comida chatarra a los alimentos poco saludables con alto valor calórico y escasos nutrientes. Lo cierto, es que no pasa nada si los consumes de manera esporádica y puntual. El problema llega cuando estos productos forman parte habitual de tu dieta. Y lo que es peor, no puedes dejar de recurrir a ellos porque desarrollas una conducta adictiva.

Hace unos años, el periodista y premio Pulitzer, Michael Moss, publicó un libro sobre el tema. Adictos a la comida basura (2016) es un trabajo que detalla datos impactantes. Según el autor, la industria alimentaria usa de modo deliberado determinados componentes para generar una adicción similar a la cocaína. Te explicamos cómo atender esta insalubre realidad.

1. Diferenciar el hambre fisiológica de la emocional

La adicción a la comida chatarra parte, en muchos casos, del hambre emocional. Es decir, de un intento por aliviar la ansiedad, el estrés o las preocupaciones mediante ese pico de serotonina y endorfinas que producen dichos alimentos. Resulta fundamental decodificar las señales de esta realidad, para utilizar otros mecanismos que no sean la comida. Te compartimos unos indicadores:

Hambre emocional

Hambre fisiológica

2. Regular tus emociones

¿Qué hacer cuando tomas conciencia de que parte de tu alimentación está motivada por tus estados emocionales de valencia negativa? La revista Foods concluyó en una investigación la necesidad de educar a la población en manejar los diferentes estados emocionales, para regular este tipo de conductas contraproducentes. Anota algunas propuestas:

3. Controlar tu entorno

La adicción a la comida chatarra está condicionada, en parte, por tu entorno personal, cultural y social. Es importante que tomes conciencia de que los alimentos poco saludables son siempre los más accesibles. Los verás en cualquier parte de los supermercados. Asimismo, en las cafeterías de las universidades, centros de trabajo y hasta en hospitales son los más comunes.

Trabajos como el divulgado en The Journal of Nutrition se hacen eco de esta realidad. Un mayor esfuerzo político por generar entornos alimentarios más saludables, reduciría este tipo de adicción y ganaríamos bienestar. Por ello, es útil tener presente estos consejos:

4. Entender el mecanismo de la adicción

Comer productos basura o de poco valor nutritivo de forma ocasional no es negativo. La adicción a la comida chatarra llega cuando se convierte en tu dieta habitual. Esta conducta alimentaria no solo pasa factura en tu salud física y psicológica. Además, el cerebro cambia cuando lo habitúas a estas opciones ricas en azúcares, sal y grasas saturadas.

En el International Review of Neurobiology describen el proceso. Estos alimentos activan los circuitos de recompensa del cerebro, además de regiones como la amígdala, la corteza orbitofrontal, la ínsula y núcleo accumbens. Tales áreas se relacionan con los mecanismos de adicción, similar al de las drogas.

Es más, también se aprecia una alteración en el eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal, el cual eleva el deseo de consumir estas opciones más sabrosas e incluso altera la saciedad. Es decir, cada vez necesitarás ingerir cantidades más elevadas para sentir llenura.

5. Educarase en materia alimentaria

La sociedad presentaría unos índices de mayor salud y bienestar si contara con una mejor educación en esta materia. Sin embargo, la cultura, educación y hasta la propia industria alimentaria te condicionan de muchas maneras. Un mecanismo idóneo para vencer tu adicción está, sin duda, en formarte en cómo comer mejor. Aquí te enumeramos algunas ideas:

6. Dominar los impulsos

A la hora de vencer la adicción a la comida chatarra es importante que desarrolles un buen control de los impulsos. Ten en cuenta que tu cerebro se ha habituado a preferir este tipo de productos. También, que te los pedirá cada vez más y es posible que tu salud general se afecte como consecuencia de esta conducta. Te planteamos aplicar una serie de cambios al respecto:

7. Prohibir no; regular, sí

Hay mucha gente que, para atender la adicción a la comida chatarra, opta por eliminarla de su dieta por completo. Ten en cuenta que cuando le prohíbes al cerebro un producto, más lo desea. Lo acertado es reducir su consumo de forma gradual y no eliminar estos alimentos de manera abrupta y radical.

No hay ningún problema en si te bebes un refresco una vez a la semana. Un producto procesado se puede consumir de forma esporádica y puntual. Hacerlo en estas condiciones no tendrá consecuencias negativas en tu cuerpo y cerebro. Procura no caer en los extremos, los cuales te conducirían a un efecto rebote.

8. Recurrir a la terapia psicológica

Según un artículo de Behavioral Sciences, la adicción a la comida podría afectar entre el 16 y el 20 % de la población adulta. Los datos son significativos y lo más adecuado, en la mayoría de los casos, es contar con apoyo profesional. Existen terapias muy efectivas para detectar los desencadenantes y manejar este cuadro clínico. Son las siguientes:

Emociones y alimentos, una relación directa

Vencer la adicción a la comida es un desafío multifacético que requiere, casi siempre, profundizar en tu universo emocional. La vida está llena de demandas, de presiones e incertezas que perjudican el equilibrio interno. En estos contextos, los alimentos menos saludables, pero estimulantes, actúan como una válvula de escape de doble filo.

Aplica las estrategias aquí sugeridas y aprende a relacionarte con la comida de una forma más saludable. Si abordas los desencadenantes, conseguirás, poco a poco, disfrutar de un mayor bienestar. Asimismo, no dudes en solicitar ayuda especializada si ves que no puedes desactivar este patrón comportamental adictivo. Mereces estar bien.