La tradición de las doce uvas en la Puerta del Sol de Madrid es uno de los eventos más emblemáticos y festivos de la Nochevieja en España. Su popularidad ha crecido a lo largo de los años, reuniendo cada vez tanto a locales como a turistas nacionales y extranjeros que desean dar la bienvenida al año nuevo de una forma alegre y, sin duda, única.

Esta señera costumbre de comer las doce uvas en la Puerta del Sol de Madrid durante las campanadas de medianoche en Nochevieja tiene su origen en el siglo XIX y está relacionada con la celebración de fin de año en España. 

No obstante, pese a que la práctica de tomar las uvas como parte de las festividades navideñas se remonta aún más atrás (entre las familias más adineradas), la conexión específica con las campanadas en la Puerta del Sol tiene una historia interesante.

Aunque hay varias versiones sobre su origen, la más extendida señala que la tradición de tomar la docena de uvas se popularizó en la década de 1880 y está asociada con la abundante cosecha de esta fruta en la región de Alicante en 1882.

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Se dice que los productores de uva, que tenían un excedente de la cosecha, idearon la tradición como una forma creativa de deshacerse del sobrante y, al mismo tiempo, ofrecer a la población una manera divertida de dar la bienvenida al nuevo año.

“Aquellos viticultores levantinos tuvieron tal excedente de esta fruta que decidieron repartirla gratuitamente entre los ciudadanos, aludiendo que les traería fortuna comerlas en Nochevieja”, señala la web oficial de Turismo de la ciudad de Madrid.

En cualquier caso, aquel hecho anecdótico acabaría convirtiéndose en un clásico de cada final de año. Ahora bien, aunque existen varias teorías al respecto, el origen exacto de hacer este ritual en la Puerta del Sol de Madrid está vinculado también al evento organizado por las bodegas instaladas en la ciudad para celebrar el cambio de año en 1909.

En aquella ocasión, las bodegas decidieron regalar uvas a todos los que asistieran a la celebración en la Puerta del Sol como una estrategia publicitaria. La iniciativa tuvo tal repercusión, que desde entonces comer las doce uvas al son de las doce campanadas se ha convertido en una tradición arraigada en la cultura española. Sin embargo, otras versiones apuntan a que el hábito de tomar las uvas en este enclave empezó a consolidarse en 1897.

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Sea como fuere, esta práctica simboliza la esperanza y la buena fortuna para cada uno de los doce meses del año. Se cree que, si se come una uva con cada campanada, se atraerá la prosperidad y la buena suerte en el año nuevo. Otros rituales curiosos de esta fecha incluyen cenar lentejas, llevar ropa interior roja o introducir alguna moneda en los zapatos para atraer a la abundancia.

Pero sin duda, la Puerta del Sol de Madrid se ha convertido en el epicentro de esta tradición, y cada año miles de personas se congregan en esta céntrica plaza para participar en la celebración. Las doce campanadas suenan desde el reloj de la Real Casa de Correos.

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“Cuando faltan segundos para la medianoche, la bola, situada en la parte superior de la torre, baja acompañada de sonido de carrillón. Poco después suenan los cuatro cuartos, que anticipan las doce campanadas, separadas entre sí de un intervalo prudencial para evitar posibles atragantamientos con las uvas”, explican desde la web del Ayuntamiento de Madrid.

Ese movimiento y característico sonido para marcar las 12 de la noche del 31 de diciembre es un evento que emiten cada año las principales cadenas de televisión españolas. Aunque las primeras retransmisiones fueron en la radio, la primera vez que este acontecimiento se vio en televisión fue en 1962 en RTVE.

El reloj de la Puerta del Sol

El reloj de la Puerta del Sol fue instalado por primera vez en 1866. La instalación del reloj en la torre de la Casa de Correos fue parte de una serie de mejoras urbanas que tuvieron lugar en Madrid durante el reinado de Isabel II.

A lo largo de los años, el reloj ha experimentado varias renovaciones y restauraciones para mantener su funcionamiento y preservar su aspecto histórico.

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Como dato curioso, cabe mencionar que el reloj de la Puerta del Sol es un reloj tocador, lo que significa que solo indica las horas en punto y las medias horas. No tiene segundero y solo cuenta con dos manecillas para indicar la hora y los minutos. Este diseño sencillo pero distintivo ha sido una característica del aparato desde su instalación original.