
La entrada de aire en un vaso sanguíneo crea burbujas que se mueven por el torrente circulatorio. En el caso de que sea una cantidad pequeña, esta será absorbida. Sin embargo, un volumen grande puede formar émbolos y obstruir arterias y venas. Puede llegar a ser mortal a partir de 50 cm3.
Los efectos de la embolia gaseosa varían según el tipo de vaso sanguíneo en el que se haya producido la inyección. Si la punción se efectúa en una vena, la embolia gaseosa suele afectar a los pulmones. Por contra, si el aire se inyecta en una arteria, el colapso circulatorio suele producirse en el sistema nervioso central (hemiplejia) o en el corazón (angina de pecho, infarto). Además, hay que tener en cuenta que el aire contiene microbios y bacterias que a nivel intramuscular o subcutáneo causan infecciones, mortales en un 30 por 100 de los casos.